Marzo 28, 2009
Por rociomartinezcdia
Las mujeres, para marcar una diferencia de género y no ser distinta a todo lo que nos rodea; siempre fueron quizás las ideadoras de revoluciones para reinvindicar los derechos. Génesis de la lucha por causas justas, en defensa de la patria, de los derechos de los más debiles, de nuestros hijos, de nuestros hombres. Siempre buscando conseguir un espacio, e igualdad de trato, aunque Dios el día de la creación eligió ponernos en igualdad de condiciones, siendo un complemento, no podemos negar que siempre desde nuestra posición, damos examen por cada movimiento, pensamiento o formas de actuar. Cuestión ultima que no nos perjudica ni debería molestarnos, simplemente que nos fortalecen, nos ayudan a superarnos.
Pero en la Historia Argentina, podemos descubrir mujeres que en tiempos menos dóciles encontraron su lugar, encabezaron la lucha por ubicarse en un lugar dentro de la sociedad, a pesar de los prejuicios y muchos intentos de transformar esas luchas en oscuridad. Como bien describe la escritora y periodista Vera Pinchel, y define a “la Historia Argentina como mentirosa y pacata, no solo por situarla en el desarrollo en el plano militar como es el caso de las luchas libertadoras, sino que tambien aquellas batallas victoriosas y derrotas plenas de heroicidad, omitiendo la lucha femenina”. Como negar la participación de las mujeres en las batallas entre Federales y Unitarios; quienes salían a la par de sus hombres con armas en mano, en defensa de su tierra.
Mas adelante seguramante hablaremos de Eva Duarte de Perón, quien indiscutiblemente se ha transformado en el simbolo de la lucha femenina, por haber conseguido voz y voto dentro de la sociedad. Pero desde tiempos anteriores, si no ubicamos en las invasiones inglesas, tanto hombres como mujeres, participaron de la lucha con idéntico valor, Martina Céspedes y Manuela Pedraza que alcanzaron por su bravura los grados de sargento mayor y alférez, respectivamente.
Las invasiones inglesas fueron el punto de partida de los hechos que vendrían después. El pueblo aprendió en esa emergencia, que con su sola decisión y su propio valor podría vencer en cualquier otra circunstancia. Fue como una toma de conciencia de las propias posibilidades. El mismo pueblo armado que supo rechazar los invasores británicos se sublevó luego contra el poder español. Fue en mayo de 1810. En ese momento las mujeres tuvieron a su cargo un papel activo bastante importante. Algunas de ellas como Francisca Solveyra de Ibarrola y Agustina Céspedes ofrendaron a sus hijos a la Junta de Mayo.
Hacia 1812, exhaustas las arcas fiscales, hubo necesidad de recurrir a la ayuda de las mujeres. Una partida de armas indispensables, estaba por llegar y no había fondos con qué pagarlas. El pedido del Gobierno hizo que un número muy importante de señoras donara sus joyas.
Ellas fueron: Teresa de la Quintana, Remedios de Escalada, Ramona de Esquivel, Maria Sanchez de Thompson, Petrona Cárdenas, Rufina de Horma, Isabel Calvimonte de Agrelo, María de la Encarnación Andonaegui, Magdalena Castro y muchas otras más, que luego, como consecuencia de ese accionar fundaron la Sociedad Patriótica.
Cuando el general San Martín decide cruzar la cordillera en busca de la independencia americana, las mujeres también se movilizaron. Durante largas jornadas, muchas de ellas cosieron y tejieron las ropas que necesitaban los soldados para hacer el heroico cruce de los Andes. Otras, se ocuparon de aprovisionar víveres y donaron como en épocas anteriores, todas sus joyas. La lista de todas ellas que desde entonces hasta hoy sigue aportando creatividad, esfuerzo y dedicación es bastante extensa, las más importantes.
Encarnación Ezcurra (1795-1838). Esposa de Juan Manuel de Rosas, fue una de las primeras mujeres que supo imponerse en el discurso político, que hasta entonces había sido exclusivamente masculino. Su intervención fue decisiva en la llamada Revolución de los Restauradores, en 1833, que dio por tierra con el gobierno de Balcarce.
Juana Manuela Gorriti. (1818-1892). Esta mujer escribía y cocinaba con el mismo placer y dedicación. La producción literaria que llevó a cabo nunca se interrumpió, ni siquiera con el matrimonio ni la llegada de los hijos. Sus obras más conocidas son: “La Quena”, la biografía de su ex marido “Isidoro Belzú” que murió asesinado en 1985 y “Guemes.
Eduarda Mansilla (1834-1892). Eduarda, sobrina preferida de Juan Manuel de Rosas, estaba casada con un diplomático Manuel Rafael García y era madre de seis hijos. Un día, viviendo en París decidió que no podía continuar sin luchar por lo que quería: ver publicados su libros y entonces tomó una decisión que por entonces fue duramente criticada. “Me vuelvo a Buenos Aires –comunicó a su familia- porque yo personalmente me ocuparé de que mis libros se editen. Con mucho esfuerzo logró que parte de su obra viera la luz: “El médico de San Luis”, “Lucía Miranda”, “Cuentos para niños”.
Cecilia Grierson. (1859-1934). Fue la primera mujer que se graduó como médica en Sudamérica. Además de su trabajo, Cecilia se dedicó a elevar el nivel social de las mujeres.
Elvira Rawson de Dellepiane (1867- 1954). Médica argentina, fue una de las más importantes luchadoras por los derechos femeninos en su tiempo. Fue la directora de la primera “colonia de niñas débiles” de Uspallata en 1916.
Virginia Bolten. La mujer que encabezó la primera marcha que se realizó en Rosario para conmemorar el Día del Trabajador, el 1 de mayo de 1890. Virginia fue detenida por distribuir “propaganda anarquista” entre los trabajadores.
http://blogs.clarin.com/mujeresenelsigloxxi/2009/03/28/mujeres-la-historia-argentina/comment-page-1/
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